A finales de 2005, estaba muy caliente la campaña por la gubernatura en Jalisco. La mayoría de las encuestas daban una reducida ventaja al candidato opositor, Arturo Zamora, frente al candidato del partido en el gobierno, el PAN, Emilio González Márquez.

Los panistas tenían recursos sin límite, y buenos operadores de guerra sucia, como el turbio ultraderechista, Herbert Taylor, y el astuto dirigente panista, Eduardo Rosales.

Los panistas lograron involucrar a la Procuraduría General de la República, cuyo titular declaró que Zamora estaba siendo investigado por sus nexos con los capos de la droga. Dos días antes de la elección, dijo que el candidato priísta no tenía que ver con los grupos criminales. El daño ya estaba hecho.

Los operadores panistas lograron otro éxito: los medios publicaron que la DEA tenía una ficha de investigación contra el candidato priísta, también con presuntos nexos con el tráfico de drogas.
Esa investigación jamás ocurrió, se supo después.

Algunos medios locales se sumaron a la guerra sucia, como Mural, que acusó a Zamora de apropiarse ilegalmente de algunas fincas, incluyendo la casa que sus padres tenían desde hacía 60 años, y las de sus vecinos en Valle Real, quienes protestaron por la infamia, en las que se incluía su patrimonio.

Uno de los medios más aguerridos, fue la cadena radiofónica triple A, del empresario José Pérez. El director de noticias, era Genaro Amador, y Leonardo Schwebel , su estrella.

En lo más alto de la guerra sucia, invitaron a Triple A, a Arturo Zamora.
Cuando lo supe, hablé con Arturo, y le dije que no fuera a la entrevista, porque ahí estaba, Genaro Amador, el compadre de Emilio González Márquez, y seguramente no lo iban a tratar bien.
Zamora decidió asistir a la entrevista, donde Schwebel lo abordó exclusivamente sobre el tema de sus presuntos nexos con la mafia de la droga.

Al día siguiente, se vio de qué lado estaba Amador. Editaron la entrevista, donde parecía que Zamora aceptaba que tenía relación con los narcos, a través de la notaría, y la difundieron como publicidad pagada de la campaña, y le hicieron mucho daño al candidato tricolor.

Todo lo había fraguado Genaro Amador, que recibió como pago la dirección de las Fiestas de Octubre, en todo el sexenio de Emilio, en medio de versiones de malos manejos de los recursos económicos, bajo la responsabilidad del primer compadre de Jalisco.

Seguramente, muchos considerarán de mal gusto hablar de quién ha fallecido, pero en lo personal, yo creo que es lo mismo ahora, que tiempo después.

Me avala que fui testigo cercano de esta historia, y lo mencioné en medios, cuando estaba vivo.

Sí se sienten mal los beneficiarios de las cortesías de las Fiestas de Octubre, ofrezco disculpas.