Esta temporada de inicio de año, la festividad de los Reyes Magos atrapa la atención de miles de gentes que llegan hasta el poblado de Cajititlán, un lugar que por su laguna de agua de lluvia que se escurre de las serranías recibe visitas todo el año, pero que en la festividad de Reyes prácticamente es invadido por un millón de personas en el transcurso de los días de celebración del 30 de diciembre al 8 de enero.

El lugar más visitado durante la fiesta de los Reyes Magos en Cajititlán es la Basílica de los Reyes que alberga en su retablo dorado a las hermosas esculturas de los tres reyes magos labrados en madera de mezquite en 1587.

La fiesta de Reyes Magos se celebra durante estos días con música, danzas, pastorelas, peregrinaciones, misas, castillos y fuegos artificiales, mientras miles de fieles que vienen a recibir las bendiciones de los Santos Reyes esperan ansiosos el 7 de enero, día en que los reyes magos salen del templo para recorrer el pueblo, y ser llevados en canoas por la laguna para que derramen sus bendiciones sobre el lago y los ribereños.

Los habitantes de Cajititlán cuentan la historia de cómo se originó la veneración a los Reyes Magos:

«Cuentan que la imagen de uno de los Reyes Magos llegó a Cajititlán y comenzó a ser venerada. Después, por «un milagro del Señor», llegaron las dos imágenes que faltaban para completar la trilogía de reyes que son veneradas en la parroquia erigida en su honor en 1770.

Relatan que en 1587 Fray Alfonso Ponce ordenó que fueran tallados los Santos Reyes en madera de mezquite. Un día de Reyes, 6 de enero de 1905, luego del recorrido por la laguna, los Santos Reyes fueron llevados a la parroquia, donde cayó una vela que provocó un leve incendio que alcanzó a dañar a esas imágenes.

El padre Tiburcio Lozano, que quería cambiar las esculturas, aprovechó el hecho y escondió a los reyes. Comunicó a los parroquianos que mandó los santos a restaurar a Guadalajara y suplantó las esculturas originales. Los habitantes notaron el cambio y el fervor disminuyó. Pasó el tiempo y un 5 de septiembre de 1932 surgió un hormiguero en la sacristía. Al padre Rosario Gutiérrez no le quedó otra alternativa que llamar a un albañil para resolver el problema, el albañil decidió escarbar para exterminar a las hormigas, y al hacerlo encontró a los originales reyes, los cuales fueron restaurados por el hermano del padre Rosario, que era un buen escultor.

Los santos volvieron a su lugar y la devoción por ellos resurgió. El día del hallazgo se festeja año con año, anteriormente los gobernantes indígenas, convocaban a los pueblos amigos a celebrar la cosecha del maíz y agradecer a sus dioses, la abundancia de productos que les enviaban para satisfacer las necesidades de alimento».

Las festividades en Cajititlán están en su mejor momento, conoce esta importante actividad turística y disfruta los últimos días de vacaciones.

-Con información del Gobierno de Tlajomulco.